Sana y nutre a tu niño (a) interior para mejorar la relación con la comida...



Durante nuestra infancia necesitamos que los adultos cubran las necesidades básicas tanto de sustento como de afecto, y como ninguno de nosotros tiene a los “padres perfectos” me atrevo a decir que a todos nos faltó “algo”. Es por ello que la mayoría de nuestros niños interiores se quedaron con “hambre” de: contacto físico, seguridad, escucha, protección, aprendizaje, pertenencia o permiso para ser niños, y al llegar a adultos manifestamos esas hambres a través de la comida por medio de: antojos, rechazo de algunos alimentos, premiarnos o castigarnos a través de la comida, buscar alimentos que nos recuerden el calor de algún familiar, entre otros.


En la mayoría de las personas, la relación disfuncional con la comida, está expresando el dolor de su niño interior. ¿Cómo podemos darnos cuenta que nuestro niño interior está manifestando a través de la forma que comemos que esta hambriento?


1. Nuestros antojos o conductas alimentarias alteradas se manifiestan con actitudes infantiles como berrinches, caprichos o una falta de control de impulsos

2. Se nos antojan casi siempre alimentos que típicamente consumen los niños: golosinas, dulces, nuggets, leche con chocolate, cereales infantiles, etc.

3. Se nos antojan alimentos que tuvieron una gran carga emocional durante nuestra infancia.

4. Somos selectivos a la hora de comer como un niño manifiesta ser “picky” ante la comida y hace que nos cueste mucho probar nuevos alimentos.


Nuestra tarea como adultos, es satisfacer esas necesidades no resueltas en nuestra niñez desde la parentalización (asumirnos como padres y madres de nuestro niño (a) interno), como adulto ahora poseemos las herramientas internas, recursos, conocimiento para mejorar nuestra relación con la comida, permítame ayudarte