"Hambre de Papá: suavizando la herida con amor"

En consulta veo con frecuencia lo que llamo el “hambre de papá”, una herida silenciosa que muchas veces llevamos sin darnos cuenta.
Papá suele simbolizar protección, reconocimiento, guía y límites; es quien nos enseña que somos valiosos y capaces de enfrentar la vida.
A veces, su forma de estar presente o de mostrarnos afecto no fue suficiente, y eso deja marcas emocionales que se reflejan en nuestra vida:
🌱 Baja autoestima: sentir que no somos suficientes.
🌱 Dificultad para confiar: miedo a que nos abandonen.
🌱 Exigencia interna: esforzarnos demasiado para “ganarnos” la aprobación.
🌱 Relación con la autoridad → rebeldía o sumisión ante figuras de poder.
🌱 Vacío afectivo: búsqueda constante de cariño y reconocimiento.
Muchas veces, este hambre emocional se traduce también en la comida:
🍀 Comer más para sentir consuelo.
🍀 Premiarme con dulces o platillos ricos cuando logro algo (“si no me reconoció, me reconozco yo”).
🍀 Comer con ansiedad ante presión o exigencia externa.
🍀 Usar la comida como símbolo de éxito: “me lo merezco”.
🍀 Y un hambre de aprobación que parece no terminar nunca.
La buena noticia es que sanar no significa volver atrás, sino reconocer dentro de nosotros ese valor y cariño que necesitamos.
Con psicoterapia puedes aprender a reconciliarte con tu niño (a) interior y darte a ti mismo el cuidado y reconocimiento que buscas, dejando de usar la comida como sustituto.
Cuando sanamos este “hambre de papá”, transformamos también nuestra relación con nosotros mismos y con la vida.